Voces Del Seol Testo
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Testo Voces Del Seol
Lo último que escuche fue un ruido, un relámpago, como una luz brillante y todo se tornó oscuro en un breve instante. Me desprendí, vi mi cuerpo inerte inmóvil, y bomberos rompiendo las puertas de mi automóvil, escuché mi nombre entre gritos y repudios y al creer que fue el final entendí que solo era el preludio y vi el famoso túnel y la luz blanca hermosa pero yo nunca creí en ninguna de esas cosas.
Traté de convencerme, la mente me miente que todo era parte de lo último que muere, el subconsciente pero era irrefutable hasta palpable y ante el esplendor di un giro y delante de mí se abrió un gigantesco libro mas el libro se cerró pues no se hayó en ninguna página, en ningún papel, que mi nombre estuviese escrito en el.
Y en el momento aquel una fuerza me tomó con energía y aunque no había espacio, caía y caía. Ý así, llegué aquí, y este lugar es un continuo tormento y ya que no hay tiempo, no hay espacio ni momento. Aquí los gritos de arrepentimiento hacen el fuego más voraz y todos piden lo mismo, una oportunidad más, pero todos la tuvimos tantas y tantas veces y estamos aquí por llamar a esas oportunidades estupideces. Todas las voces gritan, sufren y es así, que todos piden hablar con sus familiares para que ninguno llegue hasta aquí.
¿Cómo llegué aquí? Te diré. Me crié en un hogar sano pero formé mi propio criterio y explicaba a Dios como un ridículo misterio cada vez que me hablaban del mal y del pecado lo encontraba repulsivo, porque para mí el bien y el mal eran relativos, me burlaba de las creencias y del cielo también y para mí siempre fui una persona de bien. Yo era bueno, me lo decía con actitud, los malos son los pedófilos, los asesinos, yo vivo en rectitud. Y claro que eres bueno cuando te comparas con alguien peor que tú pero si crees que eres tan bueno, compárate, pero con Jesús.
Creyentes, no había quien debatiera contra mi intelecto de forma seria, ellos tenían solo un libro y yo toda una enciclopedia, evolución, sociedad, política, ciencia era mi rollo y ellos solo hablaban de fe, para mí una fantasía sin desarrollo. Decía no creer en nada pero alababa a un ídolo con excentrismo, el ídolo de muchos hoy, el cual es alabarse a uno mismo, vives en un espejismo, un spiritual astigmatismo donde puedes analizar el cataclismo pero no explicar la causa del sismo y es por ese egoísmo que hoy, ardo.
En mi vida vi tres tipos de creyentes, ahora espero que sean buenos oyentes, pues los primeros hablaban, predicaban mientras que de santos se enaltecían pero cuando no los veían, con sus acciones se contradecían. Con la misma boca que me decían “arrepiéntete para que el cielo se abra” era la misma boca que luego salía todo tipo de palabras. Se enfocaban tanto en aparentar lo que no vivían, su palabra favorita santidad y santidad era lo menos que tenían. Ellos causaban daño como yo pero más inmenso, porque sus cochinadas las hacían todas en el silencio. Hablaban de santidad pero no la practicaban, mencionaban sus pastores pero cuando los criticaban, decían ser felices pero su rostro no lo indicaba y el problema no es si tenían a Dios, es a donde a Dios lo ubicaban.
El segundo grupo, cercanos, camaradas, que se portaban bien pero nunca decían nada, tenían miedo de afirmar su fe, pese a las veces que les preguntaban y era como si de su fe se avergonzaran. Ambivalentes sin postura, todo estaba bien, aceptable y permisible, creyentes de closet, con temor de hablar y es increíble que se conformaban siendo invisibles. Cuando los confrontabas de frente no daban afirmaciones y más preguntas que respuestas causaban sus contestaciones, “si, digo no, es complicado, algo así” y mi pregunta era porque se le hará tan difícil sólo decir que sí.
Mas el tercero vivían todo lo que predicaban, me trataban con cariño por más mal que yo los trataba, siempre me daban la otra mejilla y me mostraban su amor, mientras que yo me burlaba y les gritaba que eran de lo peor, yo los odiaba y lo hacía con pasión y me dolía que me dijeran que estaba a mi disposición, sus acciones trascendían su palabra y mensaje y eso me causaba más coraje. Me recordaban que había un cielo hermoso e indescriptible como también un lugar espantoso, oscuro, frío y temible.
Me hablaron de Jesús y de todo lo que él me había amado, que si lo aceptaba y me arrepentía el perdonaría todos mis pecados, que escribiría mi nombre en el libro de la vida, que sanaría y curaría todas mis heridas, que me daría la fuerza para perdonar a quienes me habían marcado, como también la fuerza para pedir perdón a quienes yo había fallado.
Y yo estuve a punto de hacerlo, al borde de hacerlo, pero me convencí que nunca iba a aceptarlo ni a creerlo, le dije que era feliz, que no necesitaba nada más, cuando sabía que en mi corazón no había paz, que llené mi vida de todo lo que se me ofreció y ese deseo de felicidad nunca se sació, que le abrí la puerta a todo lo que prometió hacerme feliz, pero las puertas de mi corazón a él nunca se las abrí y así, heme aquí. Ahora tú, creyente, vive lo que predicas a todo tiempo a cada hora y recuerda, tus acciones serán más convencedoras, habla sin miedo, sin reserva ni temor, habla para que liberes a todos los que puedas de este horror y mientras estás allí cuídate del pecado, pues si vives hipócritamente conmigo serás sentenciado. No te avergüences de la verdad porque está de tu lado, ama vive según Jesús te ha mandado. Dile a la gente que quieres, que los amas a cada instante y de ser mejor que ayer nunca estés distante, que en los momentos de partida no sean los únicos donde especificas todo, todo lo que ellos para ti significan.
Ahora tú, indeciso, incrédulo, Dios es más real que en tu corazón los latidos, Dios es más real que todo lo que has vivido. No expliques con filosofías lo que el corazón te calma, al fin si somos cuerpo mente y alma. Deja de pasar por alto los llamados, es vital, pues no sabes cuándo será tu llamado final, escapa mientras puedas, Jesucristo es el escape y mientras andes con él, no habrá infierno que te atrape. Él es el puente mejor en tu vida, no tan solo eterna, en el no hay muerte si es él el que tu vida gobierna. Huye de este lugar, búscale que el tiempo se agota, ahora que pues clama. Huye de este lugar, acepa que él te ama. Aprovecha tu momento, usa con sabiduría tu albedrío, aprovecha bien tu tiempo, porque ya, ya, se acabó el tiempo.
No por favor!
5 segundos más, 5 segundos más, no
Tienen que saber!
Tienen que saber la verdad!
Del infierno!
Traté de convencerme, la mente me miente que todo era parte de lo último que muere, el subconsciente pero era irrefutable hasta palpable y ante el esplendor di un giro y delante de mí se abrió un gigantesco libro mas el libro se cerró pues no se hayó en ninguna página, en ningún papel, que mi nombre estuviese escrito en el.
Y en el momento aquel una fuerza me tomó con energía y aunque no había espacio, caía y caía. Ý así, llegué aquí, y este lugar es un continuo tormento y ya que no hay tiempo, no hay espacio ni momento. Aquí los gritos de arrepentimiento hacen el fuego más voraz y todos piden lo mismo, una oportunidad más, pero todos la tuvimos tantas y tantas veces y estamos aquí por llamar a esas oportunidades estupideces. Todas las voces gritan, sufren y es así, que todos piden hablar con sus familiares para que ninguno llegue hasta aquí.
¿Cómo llegué aquí? Te diré. Me crié en un hogar sano pero formé mi propio criterio y explicaba a Dios como un ridículo misterio cada vez que me hablaban del mal y del pecado lo encontraba repulsivo, porque para mí el bien y el mal eran relativos, me burlaba de las creencias y del cielo también y para mí siempre fui una persona de bien. Yo era bueno, me lo decía con actitud, los malos son los pedófilos, los asesinos, yo vivo en rectitud. Y claro que eres bueno cuando te comparas con alguien peor que tú pero si crees que eres tan bueno, compárate, pero con Jesús.
Creyentes, no había quien debatiera contra mi intelecto de forma seria, ellos tenían solo un libro y yo toda una enciclopedia, evolución, sociedad, política, ciencia era mi rollo y ellos solo hablaban de fe, para mí una fantasía sin desarrollo. Decía no creer en nada pero alababa a un ídolo con excentrismo, el ídolo de muchos hoy, el cual es alabarse a uno mismo, vives en un espejismo, un spiritual astigmatismo donde puedes analizar el cataclismo pero no explicar la causa del sismo y es por ese egoísmo que hoy, ardo.
En mi vida vi tres tipos de creyentes, ahora espero que sean buenos oyentes, pues los primeros hablaban, predicaban mientras que de santos se enaltecían pero cuando no los veían, con sus acciones se contradecían. Con la misma boca que me decían “arrepiéntete para que el cielo se abra” era la misma boca que luego salía todo tipo de palabras. Se enfocaban tanto en aparentar lo que no vivían, su palabra favorita santidad y santidad era lo menos que tenían. Ellos causaban daño como yo pero más inmenso, porque sus cochinadas las hacían todas en el silencio. Hablaban de santidad pero no la practicaban, mencionaban sus pastores pero cuando los criticaban, decían ser felices pero su rostro no lo indicaba y el problema no es si tenían a Dios, es a donde a Dios lo ubicaban.
El segundo grupo, cercanos, camaradas, que se portaban bien pero nunca decían nada, tenían miedo de afirmar su fe, pese a las veces que les preguntaban y era como si de su fe se avergonzaran. Ambivalentes sin postura, todo estaba bien, aceptable y permisible, creyentes de closet, con temor de hablar y es increíble que se conformaban siendo invisibles. Cuando los confrontabas de frente no daban afirmaciones y más preguntas que respuestas causaban sus contestaciones, “si, digo no, es complicado, algo así” y mi pregunta era porque se le hará tan difícil sólo decir que sí.
Mas el tercero vivían todo lo que predicaban, me trataban con cariño por más mal que yo los trataba, siempre me daban la otra mejilla y me mostraban su amor, mientras que yo me burlaba y les gritaba que eran de lo peor, yo los odiaba y lo hacía con pasión y me dolía que me dijeran que estaba a mi disposición, sus acciones trascendían su palabra y mensaje y eso me causaba más coraje. Me recordaban que había un cielo hermoso e indescriptible como también un lugar espantoso, oscuro, frío y temible.
Me hablaron de Jesús y de todo lo que él me había amado, que si lo aceptaba y me arrepentía el perdonaría todos mis pecados, que escribiría mi nombre en el libro de la vida, que sanaría y curaría todas mis heridas, que me daría la fuerza para perdonar a quienes me habían marcado, como también la fuerza para pedir perdón a quienes yo había fallado.
Y yo estuve a punto de hacerlo, al borde de hacerlo, pero me convencí que nunca iba a aceptarlo ni a creerlo, le dije que era feliz, que no necesitaba nada más, cuando sabía que en mi corazón no había paz, que llené mi vida de todo lo que se me ofreció y ese deseo de felicidad nunca se sació, que le abrí la puerta a todo lo que prometió hacerme feliz, pero las puertas de mi corazón a él nunca se las abrí y así, heme aquí. Ahora tú, creyente, vive lo que predicas a todo tiempo a cada hora y recuerda, tus acciones serán más convencedoras, habla sin miedo, sin reserva ni temor, habla para que liberes a todos los que puedas de este horror y mientras estás allí cuídate del pecado, pues si vives hipócritamente conmigo serás sentenciado. No te avergüences de la verdad porque está de tu lado, ama vive según Jesús te ha mandado. Dile a la gente que quieres, que los amas a cada instante y de ser mejor que ayer nunca estés distante, que en los momentos de partida no sean los únicos donde especificas todo, todo lo que ellos para ti significan.
Ahora tú, indeciso, incrédulo, Dios es más real que en tu corazón los latidos, Dios es más real que todo lo que has vivido. No expliques con filosofías lo que el corazón te calma, al fin si somos cuerpo mente y alma. Deja de pasar por alto los llamados, es vital, pues no sabes cuándo será tu llamado final, escapa mientras puedas, Jesucristo es el escape y mientras andes con él, no habrá infierno que te atrape. Él es el puente mejor en tu vida, no tan solo eterna, en el no hay muerte si es él el que tu vida gobierna. Huye de este lugar, búscale que el tiempo se agota, ahora que pues clama. Huye de este lugar, acepa que él te ama. Aprovecha tu momento, usa con sabiduría tu albedrío, aprovecha bien tu tiempo, porque ya, ya, se acabó el tiempo.
No por favor!
5 segundos más, 5 segundos más, no
Tienen que saber!
Tienen que saber la verdad!
Del infierno!
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